sí a todo

Pensé que Bleturge ya no daba sombra, pero ayer Enrique Villagrasa (siempre tan atento) me envió una reseña que había aparecido en El Cultural (15 julio 2017), firmada por Santos Sanz Villanueva.

La primera crítica negativa.

La he agradecido mucho, porque equilibra a balanza. Tanta cosa buena resultaba un poco Ci-Fi. Sanz Villanueva dice (resumiendo) que he complicado la historia para nada, que lo bueno que tiene (no todo lo que dice es malo) no merece el esfuerzo que debe hacer el lector.

Estoy de acuerdo en todo, salvo en cuando habla de originalidad. Si resulta original no es mérito mío, no me lo propuse, salió así, es mi manera de contar. Como diría Vonnegut, el déficit de un autor (él hablaba de pintores) es lo que llamamos estilo, lo que nos hace distinguir su obra de la de otro.

Lo mío, claramente es déficit. En Bleturge se nota demasiado que llevo 34 años escribiendo poemas: no nombro, no explico, abstraigo, me voy por la lindas ramas. Quizá por eso nunca llamé novela a Bleturge, sólo libro. Demasiado bien ha ido la cosa.

Necesitaba algo que equilibrara la balanza para hacer estos 10 meses pasados más creíbles (han sido realmente increíbles), y para no dormirme en los laureles (me encanta esa expresión).

Desde que me llamaron en septiembre para comunicarme el premio, he tenido presente cómo me tomaría una crítica negativa, si dormiría esa noche, si seguiría escribiendo con total libertad.

La respuesta es sí a todo: Aunque no tuviera ni un sólo lector seguiría escribiendo cada día por puro placer.

Tomo nota del toque de atención, procuraré (en la medida que mi ADN me lo permita) mejorar todo lo que pueda. Ay.

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