la tortuga tecnológica volvió a ganar a la liebre

Soy dócil, aunque los amigos piensen lo contrario. Como ya dije, en la rueda de prensa expliqué el porqué habían tardado tanto en dar conmigo. Mi OT-223 era muy noble, nunca me dio un disgusto, pero había muerto.

Cuando me vi en un diario (texto a pie de foto "Isabel Bono y su móvil"), tuve que darle la razón al mundo: Renovarse o morir.
(Isabel Bono, con cara de pobrepersona, dando explicaciones.)
Esto va a ser un sutil toque de atención, pensé y me fui dispuesta, tranlarito, a comprar... una nueva batería para mi maltrecho móvil. Estuve en más de cinco tiendas especializadas. Nada. Debo admitir que los vendedores de cacharritos electrónicos, sean de la raza que sean, tienen el mismo sentido del humor. Todos se carcajearon en mi cara, entre la guasa y la compasión.

No soy de tirar la toalla con facilidad, pero reconozco que esta vez la velocidad tecnológica me ha ganado. No tengo otra, pensé, mañana mismo compro un móvil nuevo. Afortunadamente, esa noche ponían en la tele Zoolander 2. Me enamoré perdidamente del móvil blanco de Hansel McDonalds, oh.

Ya en la tienda, vi en la vitrina uno casi igual, en negro, aún más pequeño y discreto que mi noble OT-223. Qué suerte tengo. Y salí de allí sintiéndome la mujer más moderna y feliz del mundo.
(¡Renovarse o morir!)

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